La situación ante una segunda ola: hay material pero faltan efectivos y los sanitarios están "agotados y con miedo"

  • Profesionales de la medicina y la enfermería reconocen "alarma" y llaman a reforzar la atención primaria.
  • ​"De nada vale tener más camas si no hay quien las atienda", denuncian desde Satse.
  • ​El Colegio de Médicos alerta del posible "desbordamiento" si no se contratan más rastreadores.
Un médico de la sanidad madrileña se coloca un EPI.
Un médico de la sanidad madrileña se coloca un EPI.
RODRIGO JIMÉNEZ / EFE
Un médico de la sanidad madrileña se coloca un EPI.

Sea una segunda ola o no, la situación en España ante los rebrotes de coronavirus vuelve a ser delicada. Ya sin estado de alarma, son las comunidades autónomas las que gestionan la reacción ante el aumento de casos, que se han disparado en las últimas semanas, con Cataluña, Aragón y Madrid como zonas más delicadas. El país parece revivir lo que ya experimentó en las primeras semanas del confinamiento, pero...¿estamos igual que en marzo?

Hay voces menos alarmantes. "No estamos como en marzo, aunque la situación es alarmante", reconoce a 20minutos María José García, portavoz del sindicato de enfermería Satse. "Ahora se da más importancia a la atención primaria y se hacen las PCR para confirmar", además "se hacen más pruebas que al principio. Eso sí, García reconoce que "hay recomendaciones generales" por parte de Sanidad, pero cada centro toma sus propias decisiones. "Hay actuaciones dispares". Esto no tiene por qué ser negativo.

Desde Satse aclaran que "no existe tanta carencia de material" porque "y nos lo tenemos que creer" se ha hecho "acopio" durante estos meses. A esto hay que añadir que "al bajar el número de pacientes se necesitan menos equipos". En ese escenario, García pide "que se garanticen las líneas de producción" de material. "De nada vale tener un almacén lleno si cuando se vacíe no llega más", sentencia.

El sindicato, por otra parte, denuncia un "problema crucial" como es la falta de enfermeros y enfermeras, que vienen lamentando desde "hace años". Es más, ya salieron a la calle antes de la pandemia para reclamar cambios en este sentido. "Las plantillas ya eran insuficientes antes de la crisis, pues imagina ahora", comenta María José García. Termina con un resumen clarificador: "De nada vale tener más camas si no hay quien las atienda".

También analiza la situación el Colegio de Médicos de Madrid, que ha calificado de "sorprendente" que el Gobierno regional trate de "parchear" la "ausencia de rastreadores" en volumen adecuado en la región con un "externalización", cuando existen profesionales calificados suficientes para hacer esa labor. De nuevo, ponen el foco en la atención primaria y avisan de su posible "desbordamiento" si no se controlan los rebrotes.

De hecho, la vicepresidenta del Colegio ya avisó hace días a través de las redes sociales. "Lamento decir esto: en cuanto a números de ingresos en Madrid estamos igual que el 5 de marzo. Siento mucha rabia y tristeza. Ni como sociedad ni como sanidad hemos aprendido casi nada. Y seguimos, los sanitarios asistenciales, muy cansados y agotados", expresó, encendiendo las alarmas para tratar de concienciar a la población.

Desde el sindicato Metges de Catalunya, su secretario general, Josep María Puig, aclara que "no estamos como en marzo" porque "tenemos más experiencia" aunque "se sigue practicando la improvisación". En este sentido, alerta especialmente del "agotamiento físico y emocional" de los profesionales: "Hay miedo a enfermar y miedo a morir".

Quiere ser optimista en cierta medida. "Las UCIs no están colapsadas ni mucho menos", cuenta, y repasa el hecho de que ahora el vector de transmisión "es la gente joven" que presenta "menos complicaciones". Vuelve a recalcar el hecho de que los sanitarios son ya "un ejército diezmado" y por eso se hace necesario un control de la situación. Puig opina, además, que será "difícil" volver a los niveles del confinamiento de marzo porque "tendría un coste social muy grande" aunque sí podremos ver "confinamientos concretos".

Noelia Purriños, enfermera de la empresa privada con concierto con Sanidad en Castilla y León avisa de que "de material vamos regular". ¿Por qué? "Una ffp2 nos dura de 7 a 10 días, y de media hacemos 1 o 2 servicios al día lo que se traduce que la mascarilla tiene que aguantar 20 horas", en un ambiente "cerrado" como es la ambulancia en la que ella trabaja. "Sobre los monos y demás protección nos recomiendan que los cuidemos y reutilicemos tras la desinfección", añade.

La novedad, por así decir, reside en que ahora "los pacientes ya llegan con la PCR hecha", algo que en marzo no sucedía. En cuanto a protocolos, coincide con sus colegas. "Nuestra empresa tiene protocolo pero se modifica para adaptarnos, depende del hospital al que llevemos al paciente y del material del que dispongamos en ese traslado", sostiene.

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